Entre la sangre y la burla, las dos caras de Weegee
Cuando aún humeaban las pistolas en la escena del crimen, Weegee ya estaba allí. El legendario fotógrafo se adelantaba a la policía asegurándose la primicia y la portada de los diarios con los cadáveres y sus regueros de sangre aún calientes. Pero además de mostrar sin filtros la violencia y la miseria en las calles de Nueva York, Weegee tenía otra cara. Mostró el rostro menos bonito de Hollywood, como se aprecia en 'Autopsia del espectáculo', la muestra que acoge la Fundación Mapfre hasta el 5 de enero y que desvela la faz menos conocida de este Jano de la fotografía.
De nombre real User Fellig (Zólochiv, Ucrania 1899-Nueva York, 1968), inscrito en inmigración como Arthur H. Fellig y consagrado como Weegee, su peculiar seudónimo es una interpretación fonética de la palabra 'ouija', la esotérica güija. No en vano se describía como un 'fotógrafo médium' con 'un tercer ojo' y era casi ubicuo, como los espíritus. Se proclamó 'el mejor fotógrafo del mundo' y se coló en la memoria de varias generaciones con sus truculentas imágenes.
La muestra confronta su labor como notario de las fechorías del hampa, los sucesos y la marginalidad en la noche neoyorquina en las décadas de 1930 y 1940, con el insólito y poco conocido trabajo que realizó en Hollywood entre 1948 y 1951. En la fábrica de sueños satirizó con sus 'fotocaricaturas' a ricos, famosos y celebridades del cine sin lograr la popularidad y el reconocimiento de sus imágenes neoyorquinas.