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El Tour de las prisas de Pogacar y la paciencia de Vingegaard5Foto© laverdad.es

El Tour de las prisas de Pogacar y la paciencia de Vingegaard

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Toda Florencia rebosa cultura. No hay una calle sin un monumento y cuando no existe lo incorporan al decorado como cuando Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar pasean frente a la réplica de la estatua de David en el Palacio Vecchio, centro operativo del Tour, el que este sábado parte de una de las ciudades más bellas no sólo de Italia sino del mundo entero.

Ha pasado casi un año para que la ronda francesa anuncie en la Toscana el inicio del verano. No hay un mes de julio sin Tour, aunque algunos todavía recuerden el de 2020 cuando la pandemia lo obligó a desplazarse a septiembre y correrlo con mascarillas y sin público. Entonces la prueba comenzó en Niza donde acabará el 21 de julio, una Grande Boucle, que por primera vez desde su creación en 1910, no finalizará en París porque la seguridad manda y es mucho trajín movilizar a miles de policías para empezar a proteger los Juegos mientras los ciclistas recorren los Campos Elíseos.

A Florencia llegaron el miércoles los 176 corredores convocados para disputar el Tour.

174, incluidos Remco Evenepoel y Primoz Roglic, lo hicieron casi de forma clandestina porque sólo había ojos para dos ciclistas; el que tiene prisa para ganarlo y ya dejarlo atado y bien atado tras superar la etapa de gravel del 7 de julio entre viñedos de champán -una carrera de nueve días-, un Pogacar imperial como Miguel Ángel o Leonardo, los mayores símbolos de la grandeza florentina, y el que desea llegar con el marcador en empate a la tercera semana, a los Alpes, a su territorio y con los músculos de las piernas calentitos después de 15 días de competición; Vingegaard, el vencedor de las dos últimas ediciones.