El regreso de Trump anuncia un mundo peor
Ojalá el mundo entienda la era de Trump como una aberración pasajera más que como un cambio, y se mantengan a salvo las relaciones que sostuvieron el orden productivo en el Occidente de posguerra así como en otros lugares del planeta. EE UU siempre cumple su palabra y respeta sus tratados, como también las fronteras de los demás. Donald Trump ha inyectado un tosco desorden, quizás con una duración limitada, en los asuntos estadounidenses e internacionales. Y el mismo caos que este hombre tanto incita, parece haber empezado a engullirle.
A golpe de proclamar que atesora una gran riqueza que posiblemente no sea tal, y una brillantez cuya única prueba de existencia es esa misma riqueza, ha creado un culto a la personalidad que eleva potencialmente a cualquier multimillonario a la categoría de genio.
Las políticas durante su mandato, en particular las rebajas fiscales, aumentaron de forma importante la fortuna de los más ricos, haciéndoles más poderosos, económica y políticamente. Él mismo se benefició supuestamente de una donación de 130 millones de dólares a su campaña, cortesía de Elon Musk, un hombre cuya riqueza real nunca se discute, ni tampoco las pruebas de su agudeza empresarial.