
El nuevo Nissan Leaf es una apuesta por el futuro de la compañía
Nissan tiene mucho en juego. La compañía japonesa se encuentra en un momento delicado de ventas a nivel global –entregó 1,6 millones de vehículos en la primera mitad del año, un 7,4% menos que en 2024– y necesita actualizar su gama para mantenerse vigente en un mundo donde la competencia por los vehículos eléctricos está encarnizada.
El fabricante fue uno de los pioneros en llevar los modelos cero emisiones al mercado generalista, en 2011. Desde entonces, han vendido más de 700.000 unidades del Leaf y 290.000 de ellas fueron a parar al mercado comunitario. Desde el prisma actual, el primer Leaf cuenta con unas prestaciones modestas, con una batería de 24 kWh que le dotaban de una autonomía de 120 kilómetros –más adelante lo actualizaron para que llegasen hasta los 150– y un diseño amable, aunque futurista.
Ahora, la tercera generación del Leaf mantiene este espíritu de vanguardia, pero presenta unas líneas mucho más angulosas y algunos detalles estéticos que recuerdan a los modelos clásicos de la marca, como el Fairlady Z de 1970, como la caída de la zaga coupé y una parte posterior con una caída en vertical, conocida como 'coda tronca'.