
Del Swatch al smart, la historia de un visionario y su coche urbano
A finales de los años setenta, Hayek Engineering, consultora creada y dirigida por Nicolas G. Hayek, recibe un encargo por pare del gobierno suizo. Ha de elaborar un informe sobre el futuro de industria relojera nacional, que vive momentos complicados ante la competencia japonesa.
Los suizos copan en ese momento el 98% de la industria relojera mundial de alta gama, con una industria que supone 20.000 puestos de trabajo. Pero su presencia en el segmento bajo de los relojes es nula…Y de los mil millones de relojes que se venden en el mundo al año en ese momento, novecientos cincuenta millones son de menos de 100 francos suizos. El empresario suizo ve una oportunidad porque «ninguna industria puede existir si no se basa en la producción en masa», según sus propias palabras.
Se establecieron cuatro prioridades: el producto, el producto, el producto y, finalmente, el entorno del producto. Nicolas Hayek afirmó de forma convincente que «así era como podíamos combatir a los japoneses«. Mientras el gobierno suizo intentaba justificar la desaparición de la relojería suiza y su incapacidad para hacer frente a la invasión japonesa, Nicolas Hayek decidió actuar: »El problema no eran los salarios demasiado altos de los relojeros, sino una gestión complaciente y la falta de espíritu emprendedor«.