El fondo de pensiones del Vaticano, al borde de la bancarrota
El PNV y Junts, dos partidos nacionalistas de centro-derecha, siguen sosteniendo al Gobierno «progresista» de Pedro Sánchez a pesar del cúmulo de indicios de corrupción que pesan sobre él. No parece que, en estos momentos, sea la ética la que rija su acción política conforme a sus raíces democristianas.
En su apoyo al sanchismo, contra toda razón ética, pesa decisivamente el cálculo interesado de aprovecharse de la debilidad del poder central, en manos de un político acosado por la Justicia, despreciado por la calle y colgado de una minoría parlamentaria.
Los nacionalistas catalanes y vascos están dispuestos a sostenerlo en el poder mientras puedan sacar provecho contante y sonante y prolongar sus sueños identitarios. No importan los principios ni los programas. Es imposible borrar la impresión de que asistimos a un descarado y sucio chantaje de las fuerzas nacionalistas a un Gobierno español desfalleciente o acabado.