
El desesperado mensaje de las familias de los rehenes: «Hay que parar la guerra en Gaza para liberarlos»
«Hace ya casi dos meses que recibimos la última prueba de vida», cuenta Yehuda en Tel Aviv.
Y sabe, porque lo han relatado otros cautivos liberados, que los terroristas retienen a Nimrod en condiciones penosas: durante meses estuvo encerrado en una jaula para animales, lo mantienen siempre con las manos atadas, sufre una enfermedad de la piel y una infección de oído para las que no recibe tratamiento y, debido a su condición de militar, es torturado en interrogatorios donde lo peor es la violencia psicológica a la que es sometido, obligado a menudo a ver vídeos que muestran cómo asesinaron a sus compañeros.
A pesar de ello, Yehuda no estalla de rabia contra Hamás sino contra el Ejecutivo hebreo. Y, concretamente, contra su primer ministro: Benjamín Netanyahu. «La situación de los rehenes es muy mala por culpa de su Gobierno criminal, el más extremista de la historia de Israel. Hay quien argumenta que el problema no es político, sino humanitario, pero el mismo 7 de octubre supimos que lo único que le interesaba a Netanyahu era evadir su culpa para lograr su supervivencia política», denuncia durante un encuentro con periodistas europeos organizado por el 'thinktank' ELNET al que asiste este medio.
Yehuda va más allá y culpa al mandatario hebreo «de haber financiado a Hamás durante 15 años a través de Catar, lo que le ha permitido armarse y construir la red de túneles de Gaza, y de haber ignorado todas las advertencias que anunciaban que algo iba a suceder, ya fuese con Hamás en el Sur o Hezbolá en el Norte, porque estaba demasiado ocupado desmantelando el sistema judicial del país».