
El Carnaval estrena recorrido en Lorca
Querido lector: hago un alto en la miniserie «Inmigrantes» para dedicarlo a un asunto que cada año, y por esas calendas, se repite: el Carnaval. Me atacó con fiereza la gripe que ahora circula y me ha tenido postrado e impedido de poder ir a un par de figones de inmigrantes.
En primer lugar tengo que decir que el Carnaval de ayer y el de hoy no son misma cosa. La capital Gran Canaria fue, hasta finales de los pasados años 50, una pequeña ciudad muy tranquila y los festejos tenían un marcado carácter intimista. Fue una celebración en la que el pueblo se convertía en el verdadero protagonista de la organización. Si es que la había.
El doctor Domingo J. Navarro lo dejó reflejado con algún detalle en su libro, delicioso, Memorias de un Noventón. Un inusual retrato del costumbrismo insular durante el siglo XIX: «Comenzaban los festejos de la noche de la Concepción (sic) se inician con comparsas de escogidos disfraces que visitaban las tertulias, donde reinaba la broma y bailaban con los tertuliantes a pesar de la careta.