
El Arzobispado suspende la convocatoria electoral en los Favores y nombra hermano mayor en funciones
Pero la podredumbre no sólo alcanza a la joya turística del Parque Natural. Antes, en El Toyo, la otra joya heredada del 2005, el abandono es de matrícula de honor.
Sólo hay que ver las señalizaciones de tráfico y la cartelería informativa, como ese pedazo de cartel que trata de indicar el acceso a la Plaza del Mar, la zona de ocio de la urbanización, mitad difuminado, mitad oxidado y entero, al cien por cien, pidiendo su reparación o sustitución.
Eso sí, no hay dirigente político al que le haya preguntado y no haya sacado pecho por la maravilla del lugar al que, por cierto, le sigue faltando actuación en materia de playas sin que se tengan noticias de Costas y de la inversión que ya debía estar hecha en este paraíso al que se le va a dotar, según dicen, de un área de deportes de arena, precisamente lo que menos se ha cuidado de la zona en los últimos 19 años.