
Colin Farrell: «He dañado mi cuerpo y mi mente, pero no mi cuenta bancaria»
Pocos actores sobreactúan con tanta convicción y eficacia como Colin Farrell, y pocas de las películas previas del irlandés le han dado tanto margen para hacerlo como la que hoy lo ha traído al festival de San Sebastián, ‘Maldita suerte’, que compite por la Concha de Oro.
Ataviado con un bigotito, una colección de trajes coloridos y un pañuelo alrededor del cuello, y permanentemente situado al borde de la aniquilación física y filosófica, su personaje se la pasa prácticamente entera en estado de frenesí, sudando, gritando y vomitando como si su vida dependiera de ello; si las categorías interpretativas de los Oscar premiaran la cantidad en lugar de la calidad, en unos meses él ganaría el primero de su carrera.
Cabe matizar, eso sí, que en su caso el exceso está justificado. No se puede decir lo mismo del que comete la película que lo rodea.