Una firma gallega rescata a Christian Lacroix
El primer número de Vogue USA de Anna Wintour como editora jefe data de 1988. Un estreno que no estuvo exento de controversia al enfundar a la modelo en unos vaqueros de Guess, una prenda que entonces no se veía apropiada para una portada. Fue el plan B de Wintour cuando a la joven no le entraba la falda de Christian Lacroix a juego con la sudadera con la cruz que dio la vuelta al mundo. Una pieza de la primera colección de prêt-à-porter a del diseñador francés. El elegido por Anna para su presentación en sociedad.
Christian Lacroix nació en la localidad francesa de Arlés, estudió Historia del Arte en la Universidad de Montpellier, ingresó en La Sorbona y en la École du Louvre con la intención de convertirse en conservador de arte. Sin embargo, la moda se cruzó en su camino, un oficio para el que se curtió en los talleres de Hermès, Guy Paulin y Jean Patou.
Con la ayuda del conglomerado francés del lujo LVMH, lanzó su propia marca de alta costura en 1987. Rompió los esquemas con su estilo teatral, con piezas barrocas, lujosas, coloridas y a la vez juveniles, en las que brilla la maestría de los artesanos de la costura.