Un Alcaraz irreconocible en Cincinnati
Carlos Alcaraz terminó desesperado contra Monfils en Cincinnati. Podía haber sido una victoria sencilla, de solo unos puntos, pues el partido llegaba tras ser suspendido por lluvia y con un tie break por jugar que, si lo ganaba, le daba el pase a la siguiente ronda. Pero no, lo perdió y la tarde se puso rara. Su tenis no dio para echar un jugador que ya está de vuelta y su cabeza tampoco estuvo a la altura.
Cuando le rompió el servicio Monfils en el cuarto juego del tercer set Alcaraz se reviró y rompió una raqueta contra el suelo de la rabia. Sorpresa general, pues el murciano es un tipo que siempre parece estar feliz, no es un habitual de los enfados, no digamos ya de tomarla contra el instrumento de trabajo. No es el único ni el primero en hacerlo, pero son muchos los que censuran ese tipo de reacciones tan viscerales.
En esto hay escuelas de todo tipo. Hace un año tuvo un enfado similar en Canadá. No llegó a romper la raqueta, pero sí a tirarla al suelo con evidente cabreo. Esa frustración, que se vuelve a repetir en la gira de pista dura del verano americano, le sirvió a Kyrgios para decir que estaba bien que de vez en cuando parezca un ser humano, que no se puede ser siempre perfecto.