Ucrania corta el suministro de gas natural ruso a través de su territorio
Aunque, como recordaba en octubre la entonces comisaria europea de Energía, Kadri Simson, “la UE ya puede vivir sin gas ruso”, las entradas de combustible a través de Ucrania, aunque mucho menores que tiempo atrás, no son ni mucho menos despreciables. El Ukraine Transit, como se conoce el gasoducto que acaba de cesar su actividad, tiene una capacidad máxima de 150 millardos de metros cúbicos (bcm) al año. Desde mayo de 2022 —todavía en los primeros compases de la invasión—, el flujo se ha visto reducido a alrededor de 15 bcm, una mínima fracción del gas que consumen los Veintisiete.
Gazprom anunció que enviaría solo 37,2 bcm el martes, y, desde las primeras horas del 1 de enero, los flujos han caído a cero. “Detuvimos el tránsito de gas ruso, este es un acontecimiento histórico. Rusia está perdiendo mercados y sufrirá pérdidas financieras”, ha afirmado este miércoles el ministro de Energía ucranio, German Galushchenko. La expectativa de cierre ha calentado durante las últimas semanas la cotización de este combustible en el Viejo Continente, vital en la industria, las calefacciones y la generación de electricidad.
La ucrania era la penúltima puerta de entrada a la UE del gas ruso canalizado; la otra es el Turkstream, que atraviesa Turquía rumbo a Bulgaria. A diferencia del petróleo, sobre el gas ruso siguen sin pesar sanciones comunitarias. En gran medida, por miedo a que la seguridad de suministro se vea resentida.