
Trump mete presión a Rusia después de la tregua de 30 días firmada con Ucrania, que recupera su apoyo militar
Trump cree que con el acuerdo de ayer ya ha logrado la parte más difícil. «Siempre lo he dicho, es más fácil conseguir a Rusia que a Ucrania, y no se supone que deba ser así», recriminó ayer, entre un evento para promover los coches de Tesla y una mesa redonda de empresarios. Para la tarea de hacer realidad la mitad más fácil, según él, el magnate estadounidense despachará mañana a Moscú a su hombre de confianza, el multimillonario Steve Witkoff, a quien conoce desde los años ochenta como inversor inmobiliario de viviendas, hoteles y casinos.
Numerosas fuentes, incluyendo el periódico del Pentágono, Star and Stripes, aseguran que Witkoff llegará mañana jueves a Rusia, donde podría reunirse con Putin. Su destreza negociadora quedó de manifiesto en enero al fraguar el alto al fuego en Gaza, nuevamente gracias a la influencia de su jefe en un mandatario afín. Si entonces el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estuvo dispuesto a regalar a Trump ese trofeo, Putin tendrá que hacer lo mismo para congraciarse con él.
El enviado estadounidense para Oriente Medio se enfrenta ahora a una misión hasta cierto punto familiar, dadas las numerosas conexiones inmobiliarias entre magnates rusos y neoyorquinos. El propio Trump vendió una propiedad en Palm Beach al empresario ruso Dmitry Rybolovlev en 2008 y organizó el certamen de Miss Universo en Moscú en 2013, siempre con planes para construir una torre Trump en Moscú, que podría materializarse antes que en la Riviera de Gaza.