
¿Se puede comer solo pescado de lata? ¿El pulpo lo es? Guía para que no te dé pereza comerlo
A nadie le gusta, por ejemplo, sacarle las tripas a unas sardinas, ni que la casa huela a almejas en salsa verde. Sin embargo, sí nos gustan estos alimentos: su sabor, su textura, las posibilidades que ofrecen de no comer siempre lo mismo... ¿Qué hacer entonces? ¿Visitar el pasillo de las conservas del súper y llenar el armario?
El año pasado consumimos casi 4 kilos por persona, según el informe que cada año elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. «Son una opción que ocasionalmente nos viene muy bien, práctica y asequible. Sin embargo, es importante que sepamos cuántas veces consumimos estas conservas a la semana y por qué la eliges», se sincera la nutricionista Sarai Alonso.
Si la razón es la pereza o el miedo a que acabemos oliendo nosotros como una merluza todo el día, la experta nos invita a ampliar nuestras miras. «Hay muchas formas de cocinarlo: al horno, a la plancha, al vapor, al papillote...», que minimizan el olor. Y si todavía nos da en la nariz, podemos colocar vinagre en una taza cuando cocinamos o dejar café molido en un recipiente en la cocina.