
Sam Altman es el nuevo héroe de Silicon Valley
A última hora de la tarde del viernes, cuando OpenAI hizo público un comunicado en el que anunciaba que su consejero delegado, Sam Altman, dejaba el cargo por "falta de transparencia en sus comunicaciones con la junta directiva", la gente supuso lo peor.
Durante horas, todo el mundo se preguntó: ¿Había malversado? ¿Hacía negocios por su cuenta? ¿Habría encubierto alguna horrible fechoría en la empresa? ¿Había algún escándalo personal? ¿Escribía él mismo en secreto todas las respuestas del ChatGPT?
Pues no. Resulta que, al parecer, el problema principal era un desacuerdo sobre el grado de explotación comercial que debía tener la empresa, que funciona dentro de una organización sin ánimo de lucro. Al parecer, esto enfrentó a Altman con el científico jefe Ilya Sutskever, que también formaba parte del consejo de administración.