
Pogacar gana su segundo Tour de Flandes tras eliminar a Van der Poel en el Viejo Quaremont
Como una pluma al viento, más volátil que voluble, ligero, y cómo guía la bici, tan dócil, pedalea Tadej Pogacar en estado de gracia. Zen en la cresta de los adoquines sobre los que danza, no, flota. Camina sobre las aguas del Viejo Quaremont la segunda vez que lo ascienden, y la tercera también.
Es el jardín de Mathieu van der Poel, que le sigue una vez, desde lejos, porque le pilló de sorpresa el ataque del campeón del mundo, y quedaban aún 55 kilómetros para la meta de Oudenaarde, y le intenta seguir de nuevo, encabezando la parada de los orgullosos tras el campeón del mundo, pero esta vez cede.
Cede como cedió en el mismo lugar hace dos años, como ceden todos los grandes que lo intentan. Cede Mads Pedersen, cede Wout van Aert, renacida su soberbia, ceden Mateo Jorgenson, Tiejs Benoot…