
«Mientras unos me agarraban y se reían, otros me rajaban con un cúter»
Y. es «muy madura» para su edad. Sufre 'bullying' desde hace unos tres años. El pasado curso se cambió de instituto porque pensaba que así cesarían los insultos y ataques, pero se equivocaba. Ahora, los agresores la van a buscar al nuevo centro a la hora de comer o a primera hora de la mañana cuando entra. Su familia, impotente, ha decidido denunciarlo de forma pública en este periódico porque hasta el momento las puertas que ha tocado se les han cerrado.
Las dos primeras causas se archivaron porque al ser los presuntos agresores «menores de 12 años, eran inimputables. ¿Pero, algo se podrá hacer, no? Me da pena cómo actúa la Justicia. No voy a esperar a que maten a mi hija», advierte la madre.
La decisión de hacerlo público la tomaron después de la última agresión, el pasado lunes, día 6 de octubre, aunque dos días antes ya se lo habían anunciado: «Te hemos dejado un tiempo tranquila, pero lo que viene ahora va a ser peor que todo lo anterior. Te vamos a reventar», le soltaron en plena calle.