Los enemigos de España y el 11-M
Y lo peor de todo es que estas tres afirmaciones categóricas son compatibles con la polémica sentencia del juez Gómez Bermúdez y sus adláteres, ratificada en lo sustancial por el Tribunal Supremo.
De hecho, las únicas tres personas acusadas por la Fiscalía de idear y ordenar la matanza de Madrid —El Egipcio, Belhadj y Haski— resultaron absueltos por la total inconsistencia de las pruebas contra ellos y sólo Jamal Zougam fue condenado por colocar las bombas en uno de los vagones. El resto se atribuyen a los suicidas de Leganés, sin especificar quién hizo qué, ni aportar ningún testimonio que situara a ninguno de ellos en los trenes.
Por lo que se refiere al arma del crimen —la cuestión esencial del explosivo empleado— la sentencia dice dos cosas incompatibles: "No se sabe con absoluta certeza la marca de dinamita que explotó en los trenes, pero toda o gran parte de ella procedía de mina Conchita". ¿Por qué esa deliberada contradicción? Pues porque la única dinamita que en 2004 había en Mina Conchita era Goma 2 ECO y la prueba pericial, realizada con tres años de retraso, detectó que en los restos había dinitrotolueno y nitroglicerina, dos componentes que no forman parte de su fórmula molecular.