Entre el análisis de la catástrofe de Valencia y las elecciones norteamericanas
Tardará mucho la tierra en cicatrizar. El calendario en blanco de las ausencias. Y las almas con estalactitas de luto. Hielo negro. El Mediterráneo caliente. La parca hambrienta. La solemne inutilidad de los adjetivos. Un mundo que para muchos será, o ya lo es, un horizonte sin futuro. Ese futuro que hoy, ya deberíamos saberlo, es una amenaza cuando antes nos parecía una promesa.
Un fundido en negro. Cada cierto tiempo, la naturaleza nos recuerda nuestra fragilidad, ella tiene más tiempo que nosotros. Y ahora nos cubre con un manto de olas de barro dejando personas y objetos fuera de contexto, oyéndolos morir en un océano de cieno.
Esta DANA atroz nos dejará para siempre archivos de amargura. Sal en las heridas. El difícil diálogo de la persona con la naturaleza: en realidad, un desencuentro permanente entre la arrogancia humana y el orden natural. Tantos años despreciando a geógrafos, urbanistas y medioambientalistas sin escuchar las señales de alarma; en realidad, nunca escuchamos nada.