Lorca y La Palma, la eterna reconstrucción4Foto© larazon.es

Lorca y La Palma, la eterna reconstrucción

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He leído mucho sobre «fake news», hechos alternativos, bulos y noticias falsas. Términos empleados para referirse a las mentiras en la vida pública y política. Y una conclusión bastante extendida es que la desinformación tiene fuerza suficiente para desestabilizar una sociedad democrática.

Aun no nos hemos repuesto del hondo impacto y dolor de la tragedia por las inundaciones de la DANA y las redes sociales están llenas de bulos, que ahondan en el daño, desconsuelo y desconfianza. Desgraciadamente, también en este contexto de tragedia se han convertido en un peligroso vehículo de desinformación, al servicio de intereses económicos e ideológicos que alimentan el odio y polarizan la sociedad.

Pero las mentiras no solo corren por las redes, han traspasado a otros espacios que creíamos más seguros y confiables. Lo cierto es que sintiendo tanto sufrimiento e incluso rabia, como sentimos, es muy difícil poder diferenciar entre la realidad y la manipulación. Hay tantas mentiras que es difícil poder seguir el ritmo de lo que es verdad y lo que no… y al final no terminas creyendo nada. Ese es el objetivo, que se pierda la confianza en todo. Que ya no podamos sentirnos parte de nada.