
Las universidades privadas ya casi se equiparan a las públicas
Antes de que la «sobrina» de un poderoso ministro del gobierno de España fuese contratada por dos empresas públicas, los mortales contribuyentes no teníamos ni idea de la existencia de dichas «empresas públicas», ni conocíamos las disparatadas cifras que manejan como presupuestos.
No sabíamos que el gobierno desvía licitaciones de obras a estas empresas «participadas» mediante lo que se denomina «encomiendas de gestión», que son acuerdos para que una Administración realice actividades técnicas o materiales en nombre de otra.
Gracias a las sobrinas del ministro, verbigracia, me he enterado de que, bajo estos acuerdos quizás hierven y espuman sus millonarios presupuestos muchas operaciones que evitan cumplir de manera…, digamos precisa, las obligaciones de transparencia, pública concurrencia y publicidad que impone la normativa europea para la contratación pública.