
Las sombras del plan contra el cambio climático de Sánchez
Después de un agosto negro en materia de incendios (130 registró ayer el presidente del Gobierno) y 330.000 hectáreas calcinadas en tan solo 31 días, principalmente en Galicia, Castilla y León y Extremadura, Pedro Sánchez decidió ayer abrir el curso político con una batería de medidas para hacer frente a esta trágica realidad que, según él, está directamente vinculada al cambio climático.
Por este motivo, anunció en primer lugar que mañana el Consejo de Ministros aprobará el Pacto de Estado contra el Cambio Climático, una hoja de ruta que recoge diez compromisos de las administraciones públicas, entre los que sobresale el incremento de medios para luchar contra los incendios forestales y su mantenimiento activo los 365 días del año. Un decálogo sin respaldo financiero concreto y con cierto aire a proyectos pasados (en muchos casos fallidos) que se repiten en alguna de sus propuestas.
Vayamos por partes. La primera de las medidas proclama que «los pueblos deben estar en primera línea», y su planteamiento busca reforzar el apoyo a la recuperación de los paisajes rurales y de los municipios, así como prevenir la emergencia climática a través de financiación, actuaciones de acondicionamiento y construcción en el ámbito municipal para combatir la amenaza.