
La segunda final más larga de los Grand Slam
Carlos Alcaraz tiene por costumbre tatuarse en su pierna las victorias del Grand Slam que cosecha para que siempre le acompañen. En 2022, tras conquistar el USOpen ante Casper Ruud apostó por las iniciales 'CCC' en honor de la mítica frase de su abuelo 'Cabeza, corazón y cojones' junto a la fecha de ese primer éxito 11-09-22. Tras ganar el primero de sus dos Wimbledon en 2023 eligió una fresa, uno de los signos de la cita londinense, además de la fecha del logro 10-07-23, mientras que la pasada campaña se decantó por la Torre Eiffel para celebrar su estreno en Roland Garros.
El murciano, tras ganar este domingo en la pista central de París a Jannik Sinner una final que pasará a la historia como la más larga del torneo y la segunda en lo que a finales de Grand Slam se refiere, quizá opte esta vez por un gran reloj que le recuerde un partido que tuvo prácticamente perdido con dos sets en contra y tres bolas de partido para el italiano y que a la postre cayó de su lado después de 5 horas y 27 minutos de un tenis de altísimo nivel.
Es lo que puede pasar cuando hay dos magos sueltos. Hasta ayer, ese ranking de finales más largas de Roland Garros estaba encabezado por el pulso que mantuvieron en 1982 Mats Wilander y el argentino Guillermo Vilas, con triunfo para el tenista sueco por 6-1, 6-7 (8), 6-0 y 6-4 después de cuatro horas y 42 minutos de batalla.