
La Casa Blanca derriba parte de su historia
Donald Trump ha vuelto a sorprender a propios y extranos. El presidente de Estados Unidos ha comenzado a demoler parte del ala este de la Casa Blanca para diseñar un nuevo salón de baile valorado en 250 millones de dólares. Las obras, que ya han levantado polémica en Washington, forman parte del ambicioso plan de remodelación que el mandatario impulsa desde su regreso al poder. Según él, el proyecto no costará “ni un centavo al contribuyente estadounidense”, ya que será financiado por donaciones privadas.
Imágenes recientes muestran excavadoras retirando la fachada del ala este, donde tradicionalmente se encuentran las oficinas de la primera dama. Trump ha declarado que supervisa personalmente el avance de las obras y ha justificado la necesidad del salón por razones prácticas: “Las mujeres no deberían caminar sobre el césped mojado con tacones altos para llegar a las carpas donde se hacen los eventos. Sus tacones se hunden varios centímetros”, afirmó durante una conferencia en julio.
El nuevo salón de baile, diseñado por la firma McCrery Architects, tendrá capacidad para 900 personas y ocupará 8.000 metros cuadrados. Las imágenes publicadas por la Casa Blanca muestran una estructura neoclásica con techos artesonados, lámparas doradas y detalles de mármol. La ampliación, según Trump, será “el espacio de eventos más hermoso jamás construido en Washington”.