© hoy.esKoldo García, con él empezó la pesadilla del Gobierno y el PSOE
En Ferraz negaban ya entonces que García, transmutado en un apestado que no era militante del partido cuando reventó el pus de sus presuntas mordidas mercadeando con la compra de mascarillas por distintas instituciones en lo peor de la pandemia, tuviera, «ni de lejos», semejante cercanía con quien acabaría llegando a la Monclo contra casi todos los pronósticos; en aquellos días voces socialistas rebatían que Santos Cerdán quien desplazaba en coche a Sánchez por territorio navarro, una objeción que se ha demostrado peor, investigaciones de la UCO mediante.
Pero también había testimonios desde el arresto de Koldo que apuntaban a que fueron el exsecretario de Organización del PSOE, hoy imputado, y el exlíder del PSN Roberto Jiménez quienes abrieron la puerta del partido a quien había protegido la de los clubes nocturnos de Pamplona.
Ferraz rebajaba el nexo entre García y Cerdán -«No tienen ninguna relación»- y lo circunscribían a que ambos fueron concejales «en lo más duro del terrorismo de ETA», uno en Huarte y el otro en Milagro. Y a que el número tres del PSOE ayudó laboralmente a su excompañero de sigla. El trabajo inicial de chófer que asumió para Ábalos.