Ingebrigtsen repite oro en cross y España, campeona de Europa por equipos
Mientras el oso ruso enseña los dientes, la Europa fuerte parece bulímica. Harta de éxitos, sus dirigentes vomitan fracasos. La élite europea más preparada, la rica intelectualidad es incapaz de manejar los asuntos de los gobiernos de Alemania y Europa. Malos presagios, dado que el castillo de la Unión Europea está cercado por el nuevo zar Putin. En su momento de mayor fragilidad sus pleitos internos son aprovechados por los enemigos internos y externos. Esta vez, el amigo americano no va a desembarcar en Normandía con sus remesas de dólares.
La impericia del señorito Macron le ha valido un resultado electoral adverso, que ha producido el ascenso de la derecha de Le Penn y la izquierda progresista de Mélechon. Su breve Bernier ha resultado una imprudencia aprobando unos presupuestos indebidamente. Ahora, contra las cuerdas, con la mirada nublada rebusca un primer ministro que contente a tirios y troyanos.
La ejemplar socialdemocracia federal alemana ha perdido el campeonato. Allí también, los presupuestos han dado al traste con el gobierno de Scholz. Otro iluminado que ha fracasado por los asuntos espinosos de su coalición (SPD, Alianza90/Los verdes y FDP). Ahora, tras tres años de su gobierno, perdiendo fuelle, la economía poderosa alemana de la UE está calada. La esperanza está en el 23 de febrero próximo. En el fondo del asunto está la guerra Rusia/Ucrania. Scholz quería usar parte de ese nuevo presupuesto para seguir ampliando la ayuda a Zelensky.