
Gaza, comienzo de un final difícil
En el fondo de todo el final de un enfrentamiento armado con sus secuelas de dolor siempre queda una inevitable herencia imborrable de odio, que en este caso ya puede calificarse de origen ancestral entre dos pueblos condenados a convivir y por lo tanto, a entenderse. En las negociaciones de la paz improvisada que se celebran en Egipto serán muchos los obstáculos para ese acuerdo que ya anticipamos.
Finalizan los bombardeos, que no es poco, pero queda abierto el futuro de la Franja de Gaza, ese territorio que ya se había empeñado, y conseguido, en independizarse de la Autoridad Palestina de la Cisjordania, anticipo del Estado independiente que desde hace década se viene negociando sin éxito. El acuerdo de paz impuesto por Trump no entra en sus planteamientos globales.
La Franja de Gaza, con dos millones y medio de habitantes y sin recursos para subsistir, tiene un futuro muy complicado. Los cincuenta kilómetros que la alejan de Ramala, la sede de la Autoridad Palestina actual son un obstáculo geográfico que el terrorismo de Hamás convirtió en insalvable. Y el acuerdo complejo e improvisado la semana pasada en la Casa Blanca no lo contempla.