3Foto© larazon.esFernando Alonso se muerde la lengua sobre Aston Martin
Y, mientras, a Fernando Alonso ni se le vio. Después de sumar tres puntos en la carrera sprint, ese formato del que reniega cada vez que puede, estaba razonablemente optimista para el domingo. Decía antes de la carrera que esperaba que no lloviera, que quizá le vendría mejor una carrera tranquila previendo que ya iba a haber incidentes -y vaya si los hubo, especialmente en el primer tercio-, pero se encargó su propio equipo de boicotearle. Un mal cambio de neumáticos le condenó al ostracismo, pese a que comenzó la participación en la carrera pensando en los puntos sin miedo.
Entre eso y una estrategia francamente mejorable, las opciones de Alonso se diluyeron hasta un pobre decimocuarto puesto final que sabe a muy poco. Y duele especialmente porque el viernes, como en tantos otros antes, había esperanzas para verse ahí arriba. Hasta en la SQ2, la clasificación para la sprint del sábado, se vio a un Alonso con el mejor tiempo. No era una idea tan loca alcanzar el 'top 10' para la carrera, pese a salir undécimo.
Pero después de la cita de Interlagos, Alonso se mordía la lengua. «No puedo ser del todo sincero», se arañaba por dentro el asturiano, «pero creo que todos mejoran bastante». Está claro que algo pasa entre el viernes, cuando se practican los ensayos de carrera, y la hora de la verdad, cuando los pilotos se bajan la visera y se ponen manos a la obra cada domingo una vez que se apagan los semáforos.