
Extremadura reduce el tiempo de espera en las ayudas por dependencia a 269 días
Todo lo tenía en contra Pedro López Lara, pero termina ganando la partida. Es un nombre a añadir a la nómina de la poesía española contemporánea, donde abundan tanto los autores de libros de versos, que son incontables, como escasean, ahora igual que siempre (aunque no falten quienes piensan que más que nunca), los poetas que son algo más que mejores o peores (por lo general, peores) versificadores.
Pedro López Lara es un artista conceptual. Sus poemas se escriben a partir de una idea, no de una anécdota biográfica o de una emoción. Dan la impresión de haber sido escritos en frío, pero a menudo queman. Hablan de lo mismo que tantos poetas: del tiempo que nos hace y nos deshace, del absurdo vivir, del sinsentido de morir. Pero lo hacen de otra manera.
El último poema de la antología –son solo tres versos, abundan los de dos y los de uno– nos puede servir de ejemplo. Se titula 'Desvinculados' y dice así: «Qué sentirá mi padre muerto al enterarse / de que he muerto. / De que soy como él y nada ya nos une».