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¿Esto que tengo es hambre o es sed?© canarias7.es

¿Esto que tengo es hambre o es sed?

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¿Has notado en días de fuerte calor o después de sudar mucho que te entra hambre? Pues igual no es eso. Resulta que el hipotálamo y el centro de recompensa del cerebro procesan de forma similar los impulsos de comer y beber. «Estas transmisiones provocan respuestas en los centros de recompensa del cerebro, como el núcleo accumbens (NAc), que generan respuestas motivacionales y vinculan esas señales con sensaciones de placer», explica Mireia Obón-Santacana, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya.

Según un estudio publicado por instituciones académicas médicas de Nueva York, los mismos grupos de neuronas del NAc –de los tipos D1 y D2– se activan tanto ante el hambre como ante la sed, no las distinguen. Y no solo se activan durante la fase de anticipación, también durante el consumo. Es decir, no solo nos mandan lanzados a la nevera, también nos siguen insistiendo mientras nos llenamos la panza. Un peligro. Para los expertos, el núcleo accumbens, que está tan de moda, no decide qué necesitamos sino cuánto lo deseamos. Más peligro.

La única manera de no terminar con unos kilos de más por falta de agua es identificar bien los síntomas y repararlos sin asaltar el frigorífico. Vamos con ello. La primera señal de deshidratación es la más evidente, la sed. «La sensación de boca seca, sudar menos y orinar con menos frecuencia y con un color más oscuro del habitual son indicadores clave», señala. Por eso, entre otros motivos, vigilan de cerca los médicos el color de la orina en los enfermos.