El sanguinario y «enterrado» exterminio de los guanches
Nadie sabe cómo llegaron los guanches a las islas Canarias. Esto permite a Santiago Díaz (Madrid, 1971) aventurar una tesis. De origen bereber y capturados en el norte de África, los romanos los esclavizaron para elaborar el valioso tinte púrpura con moluscos del Islote de Lobos, el más oriental del archipiélago. Conducidos en barco a Roma, se amotinaron y aniquilaron a sus captores. Sin saber navegar, llegaron a la volcánica Tenerife a la deriva. Allí se establecieron y prosperaron, organizándose en nueve menceyatos o reinos hasta su sanguinario exterminio en el siglo XV.
«Es una historia enterrada que tinerfeños y canarios empiezan ahora a recuperar», dice Díaz. Aquellos menceyatos dan título a su novela, 'Los nueve reinos' (Alfaguara). Parte del establecimiento de los guanches en la mayor isla del archipiélago y recrea su epopeya hasta llegar, milenio y medio después, a su sangriento exterminio a manos de las tropas castellanas en el último territorio insular rebelde, conquistado por orden de los Reyes Católicos. «Hay ficción sobre mimbres muy reales», advierte el escritor y guionista, que mezcla historia y pasiones a ritmo de 'thriller'.
Fue Tinerfe, el mencey que daría nombre a la isla, quien la dividió en nueve reinos para sus hijos. «Su nieto era Bencomo, mencey de Taoro y verdadero héroe de la novela, es una suerte de Braveheart tinerfeño», dice el autor en el mirador de El Lance, bajo una gigantesca escultura del mencey Bentor, el líder guanche hijo de Bencomo, que prefirió arrojarse al vacío antes de ser capturado en 1496.