El patronato del CNIO pide una «explicación exhaustiva» de la gestión del centro

Hubo un tiempo en el que era común el argumento de que las elecciones se ganan en el centro. Se trataba de un sector de la ciudadanía dispuesto a mover su voto hacia las posiciones moderadas de izquierda o de derecha, siguiendo el curso de los tiempos. Así, Adolfo Suárez ganó dos elecciones (1977 y 1979) vendiendo centrismo, Felipe González atrajo a millones de votantes centristas en 1982, igual que José María Aznar en 1996, o José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y Mariano Rajoy en 2011. Y nunca más.

La llegada al ruedo político ibérico de Podemos en 2014 fue el inicio de un proceso de «descentralización» del péndulo electoral, deriva amplificada por Pedro Sánchez cuando aceptó alcanzar el poder de la mano, precisamente, de Podemos y de partidos extramuros del constitucionalismo (la Constitución fue un ejemplo de centralidad) como Esquerra o Bildu. Y así, hasta hoy.

El intento de Ciudadanos por reflotar las posiciones centradas fracasó tan abruptamente como abrupto fue el ascenso de la extrema derecha, de la mano de Vox. Albert Rivera quiso ser la versión española del francés Emmanuel Macron. Pero el propio Macron se diluye, a pesar de su éxito inicial de llegar a la presidencia de la República Francesa con un partido inventado al efecto.