
El médico del Papa, sobre sus últimas horas: «Cuando llegué tenía los ojos abiertos y no respondía»
La última vez que hablaron fue «el sábado, después de la comida». En ese encuentro, Alfieri vio «muy bien» al Pontífice y este se lo confirmó: «Estoy muy bien, he vuelto a trabajar y me va bien». Estuvieron charlando «un rato» alrededor de una 'crostata scura', un postre típico del país transalpino. Quedaron en hablar de nuevo a lo largo de esta semana porque quería reunirse con todo el equipo que le había atendido en el hospital Gemelli en su último ingreso, por neumonía.
«Le dije que éramos 70 personas y que sería mejor hacerlo después de Pascua, al final de la convalencencia». Sin embargo, Francisco insistió en hacerlo cuanto antes y fijó la fecha para este miércoles. «Tengo la clara sensación de que sentía que tenía que hacer una serie de cosas antes de morir».
Francisco le confió su salud a Alfieri en 2021, tres años después de conocerlo, cuando empezó a sufrir dolores abdominales muy fuertes. Las pruebas confirmaron que sufría «una enfermedad diverticular grave» y le aconsejó operarse. El Papa aceptó pero con condiciones: debía ser en secreto, el domingo después del Ángelus. La cosa se hizo como acordaron y salió a la perfección, lo que afianzó la relación médico-paciente. Desde entonces, el argentino decidió que sería quien cuidaría de él.