El arcoíris de la discordia
La religión sirvió de excusa a Sam Morsy, capitán del Ipswich Town, para abstenerse de lucir el brazalete arcoíris en su brazo en la última jornada de una Premier League que repitió campaña a favor de la representación LGBTQ+ en los deportes y contra la homofobia.
El centrocampista egipcio, musulmán practicante, 'olvidó' que parte de sus creencias prohíben también el juego por dinero denominado maisir. Sin embargo, el nunca se negó a llevarlo en el pecho de su camiseta cuando defendió los colores del Middlesbrough. Entre muchas otras iniciativas, en la Premier también se vieron cordones de colores en las botas de futbolistas y árbitros.
Se trata del tercer jugador en los últimos ocho años del campeonato británico que se niega a usar la cinta de capitán con los multicolores de la comunidad gay. Anel Ahmedhodzic -capitán del Sheffield United- fue el primero el curso pasado, y este último fin de semana, al futbolista del Ipswich, club que dice respetar la decisión de su capitán, se le unió el díscolo Marc Guehi, que se enfrenta a acciones por parte de la federación inglesa tras escribir a rotulador sobre el brazalete la frase «amo a Jesús».