
'Daredevil: Born Again' se hace bola
«Visto el comienzo de 'Daredevil: Born Again', parece que por fin alguien se ha dado cuenta en Disney de que no viene nada mal contratar a buenos realizadores y copiar a los orientales». Poseído por un ataque de entusiasmo, comenté estas líneas en mis redes sociales tras ver el comienzo de la nueva serie de Marvel para Disney.
Los primeros minutos son de vértigo, una pelea en plano secuencia -ahora que el concepto vuelve a estar de moda gracias a 'Adolescencia'- con agresivos movimientos contra el suelo y las paredes del edificio, desde los cimientos hasta el tejado. Puñetazos a diestro y siniestro, patadas voladoras, caídas contundentes, gente arrastrándose, tropezones, cuchilladas… Mamporros a porrillo.
Las cruentas imágenes exprimen al máximo los valores más destacados de una propuesta que tuvo tres temporadas en Netflix, obteniendo el favor del público erudito, sobre todo la primera y tercera entrega, estrenada hace siete años (todas recuperables en Disney+). La coreografía de la violencia funciona, con un final tan doloroso como inesperado. Sin embargo, tan rotundo comienzo es un espejismo.