Cuando el silencio se hace cómplice© ideal.es

Cuando el silencio se hace cómplice

, 4 noticias, 0 vistas

¿En qué clase de país vivimos cuando los padres que han perdido a un hijo deben acampar frente a la sede de la soberanía nacional para ser escuchados? Lo digo con conocimiento de causa. Hace más de treinta años yo también fui víctima de acoso escolar. Sé perfectamente lo que es sentirse solo, señalado, invisible. Sé lo que es mirar a un adulto y no encontrar respuesta. Sé lo que es entender, demasiado pronto, que el silencio duele más que los golpes.

Treinta años después, y tras una década defendiendo en mi despacho a familias destrozadas por el acoso en el ámbito educativo, puedo afirmar algo que me avergüenza decir como ciudadano y como jurista: no hemos avanzado nada. Nada. El país que presume de digitalización y de leyes de vanguardia sigue sin una norma que proteja de verdad a sus niños.

He acompañado a padres que me han entregado carpetas enteras de correos, informes psicológicos, denuncias, certificados médicos. He visto a madres pedir auxilio mientras la administración les contestaba con silencio o con burocracia. He representado a menores que han intentado quitarse la vida y a otros que, simplemente, han dejado de hablar.