Ana Obregón, emocionada en la boda de su sobrino Javier García-Obregón

El novio llegó del brazo de su madre, Paloma Lago, que eligió para ese día tan importante un espectacular vestido verde menta. Tres cuartos de hora después, llegaba la novia, con los invitados e incluso el párroco más que nerviosos por la tardanza, aunque el sobrino de Ana Obregón se lo tomó con deportividad: «Lo bueno se hace esperar», dijo. Eugenia, con guantes de ópera, vestido de cuello Halter, sin mangas y una gran lazada en el arranque de la cola, también llegó del brazo de su madre que lució un vestido de falda plisada y tocado a juego en rosa pastel.

Ana Obregón era recibida por su hermano Javier a pie de coche. «Muy emocionada por muchas cosas», se decía, esforzándose por celebrar: «Estamos de boda. Les deseo muchísima felicidad». Sin embargo, no podía evitar estar «por un lado triste», al echar de menos a su hijo Aless.

El retraso de la novia obligó a acortar la ceremonia religiosa en la que se suprimieron la primera lectura y el salmo, así como algunas de las canciones del grupo Alborada, el mismo que se hizo cargo de la música en la boda de Tamara Falcó. Al finalizar, los invitados, entre los que estaban, además de la familia Obregón, Nuria March y Marta Robles, se trasladaron a una finca a las afueras de Madrid para disfrutar del banquete y de la fiesta.