
Albania vota en unas elecciones cruciales para su adhesión a la Unión Europea
Hasta los años noventa del pasado siglo, Albania fue un lugar aislado, blindado por un régimen comunista. Cada vecino era espía y sospechoso a la vez. Los niños recibían formación militar desde los 12 años. El país era pobre, el más arrinconado de Europa y situado en una esquina del avispero de los Balcanes. Cuando cayó la dictadura, el crimen organizado ocupó el mando. Más pobreza aún. Muchos albaneses optaron por irse a Alemania e Italia. El nuevo siglo pilló a este territorio situado a orillas del Mediterráneo con todo por hacer. Aún sigue así en buena media.
Edi Rama, un artista que ha expuesto sus obras en París y Nueva York, llegó al poder en 2013 con una meta: el ingreso en la Unión Europea, algo que quiere lograr «antes de 2030». En la UE hay miembros reticentes ante la mayoría musulmana de la población albanesa, pero la invasión rusa de Ucrania ha impulsado el proceso de adhesión. Europa no quiere dejar ningún pedazo en la región al alcance de Moscú.
Rama es el candidato más europeísta. Antiguo líder estudiantil opuesto al régimen comunista, ya ha cumplido 60 años. Fue alcalde de la capital, Tirana, y ministro de Cultura antes de dirigir el país. Tiene gestos populistas. Le gusta acaparar titulares. Anunció, por ejemplo, que cerraría TikTok tras la muerte de un adolescente en una pelea convocada a través de esa red social.