Y los Biden se van de vacaciones2Foto© hoy.es

Y los Biden se van de vacaciones

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Biden y Jill, su esposa, cumplieron el trámite. El último. Recibieron a los Trump. Tomaron té con ellos, como establece el protocolo, y camino del Capitolio se despidieron del que ha sido su hogar desde el inicio de 2021. El hasta ayer presidente, de 82 años, ha tratado estas últimas semanas de reivindicar su legado. Pero no ha evitado dejar en el aire la sensación de que se va de la Casa Blanca por la puerta de atrás y con su popularidad por los suelos. Corre el riesgo de ser recordado como un mero paréntesis entre los dos mandatos de Trump.

«Servir como presidente ha sido el honor de mi vida», dijo durante un discurso de despedida. «Siento la misma pasión que cuando tenía 29 años. No estoy cansado», reafirmó. Pero le ha pesado su edad. Y, sobre todo, la imagen de fragilidad que dio durante el debate electoral ante Trump. Pareció un hombre desnortado. Pálido. Fuera de su tiempo. Ese capítulo final y, antes, la inflación y la desastrosa retirada de Afganistán han emborronado su imagen pública. Los conflictos de Ucrania y Gaza han sido dos clavos más en su ataúd político.

En 2021 fue recibido en la Casa Blanca como un funcionario con más de 50 años de experiencia y con un vida hecha a base de superar desgracias. Perdió a su primera esposa y a una hija en un accidente de tráfico cuando iban a comprar adornos navideños. También ha visto morir, de cáncer, a otro hijo. Ya mayor, y tras una cita a ciegas, conoció a su actual mujer, Jill Biden. Más joven y dinámica. Este lunes, vestida con abrigo y guantes morados del diseñador Ralph Lauren, acompañó a su esposo en el último capítulo de su mandato.