Un año en la oscuridad, historia de un parricidio
La oscuridad empezó a extenderse con un romance. Ismael estaba enamorado. Había conocido a Julia, y hablaban con frecuencia por mensajería y redes sociales. Era hermosa. Habían conectado y eran novios. Ella era, en realidad, su primera pareja. Pero esa tarde de julio de 2018 Julia le contó que le habían dado una paliza. Unos narcotraficantes, le confesó, con los que su hermano y su padre tenían una cuenta pendiente. Estaba en el hospital pero, por motivos de seguridad, él no podía visitarla.
Nacido en Vilanova i La Geltrù, estudiante de carreras informáticas, con 140 kilos de peso y 20 años, Ismael había comenzado a hacer labores de inteligencia en la calle. Le había reclutado un comando, llamado Balx, que se enfrentaba a la mafia local, y estaba adscrito en secreto a los Mossos d' Esquadra. Una misma persona que había conocido hacía un par de meses, Alba Andreu, le había presentado a Julia y era su jefa en el cuerpo parapolicial. Sus anhelos personales y profesionales empezaban a ser realidad gracias a esta amiga.
Al comenzar el periodo de prueba, Ismael se dedicaba a vigilar la calle, para reportar a personas de determinadas características raciales (latinos con chándal oscuro) y coches del mismo modelo y color (Mercedes negros). Su rutina era sencilla. Sentado en un banco de la calle, apuntaba en una hoja sus observaciones. Alba le felicitó porque lograba identificar a algunos sospechosos.