
Starlink, la amenaza tecnológica de Musk sobre Ucrania
Elon Musk ha paseado por la Casa Blanca a uno de sus hijos pequeñitos, al que ha llamado X Æ A-Xii como si el pobrecillo fuese un electrodoméstico en vez de una personita. Ambos, padre e hijo, siempre vestidos de manera creativa.
El bebé, sobre el cuello de su progenitor enardecido, ataviado a veces con un traje de ejecutivo en miniatura, como si lo llevasen a una fiesta de disfraces de la guardería. Elon, con gorras estrambóticas y atuendo de profesor loco sudafricano blanco, de vacaciones en Acapulco, pasado de psicotrópicos y mojitos.
Eso, mientras acusan ácidamente a Zelensky de «irrespetuoso» por lucir uniforme de campaña. El mensaje es: «Yo puedo vestir como un fantoche allá donde me salga de las baterías de mis coches eléctricos, pero tú tienes que seguir unas estrictas normas, el dress-code que te ordenamos, ¡so dictador!».