4Foto© lavanguardia.comLuces, música y gala solidaria para este fin de semana
Este año me he venido arriba y tras varias fiestas navideñas sin adornos propios de estas fechas, contagiada por la luminaria exterior, he decidido llenar mi casa de guirnaldas con lucecitas, árbol, flores de Pascua, velas, belén y hasta una corona con sus ramas verdes y su acebo con bolitas rojas colgada del pomo de la puerta. Mi condición de matriarca familiar, más por edad que por liderazgo, me obliga a cumplir con unos preceptos que antes me parecían obligación y ahora casi llego a considerarlos devoción.
La primera sorprendida, tras el arduo montaje durante el pasado puente, fue la amable cartera que el otro día vino a entregarme una notificación de Hacienda, esas cartas que antes de abrirlas ya sabes que tienen un contenido explosivo. Milagro: la misiva no era una sanción, sino el anuncio de una devolución de 63,52 euros por una autoliquidación de IRPF mal calculada, algo es algo, un alivio, que te llena de confianza en la administración pública, casi tanto como cuando, tras el sorteo de la lotería de Navidad, uno de los números ha sido agraciado con la pedrea.
Mi conversión a los fastos de estas fiestas viene dada, también, porque al lado de mi casa, una pareja de origen chino, que habla catalán mucho mejor que yo, ha abierto una tienda con un escaparate tan bien montado que, dada mi pasión consumista, me hizo caer en la tentación.