2Foto© ideal.esLos abandonados, de Netflix
Netflix comenzó su actividad en 1997 enviando DVD por correo. La leyenda dice que su fundador Reed Hastings, un licenciado en Matemáticas que en los ... 80 ya hizo un máster sobre inteligencia artificial en Stanford, se retrasó al devolver al videoclub 'Apolo 13'. La multa de 40 dólares le llevó a idear una nueva manera de comercializar las películas.
Una década después, la plataforma ya ofrecía cine y series por 'streaming'. El negocio de Netflix nunca han sido las salas de cine; cuanto más vacías estén, mejor para ellos. Su actual CEO, Ted Sarandos, que empezó como gerente de un videoclub en Arizona, afirmaba recientemente que «no hay ninguna razón para creer que una película es mejor para la gente dependiendo del tamaño de la pantalla».
Y ponía el ejemplo de su hijo, montador, «que vio 'Lawrence de Arabia' en el móvil».
Sí, existen motivos para temer que la liturgia de ir al cine peligra si sale adelante la compra de Warner por parte de Netflix, una adquisición en peligro tras la OPA hostil de Paramount, aliada de la Casa Blanca, propietaria de CBS y con ganas de comprar TikTok. Ocurrió con la Metro y la Fox, fagocitadas respectivamente por Amazon y Disney, que se comprometieron a que todo iba a seguir igual. Dos estudios míticos que hoy no significan nada.