
La chatarrería del barranco del Poyo
Al cruzar el puente sobre el barranco del Poyo en la A3 destino Valencia y echar un vistazo al cauce por la derecha, se ven montañas de chatarra, que no son más que los vehículos que el agua destrozó la tarde del 29 de octubre. Aún siguen ahí, apilados en silencio, casi como un recuerdo metálico a la vista de miles de conductores para que nadie olvide que en tragedias como esta no hay nada mejor que no coger el coche y quedarse en casa. Guillotinas rodantes, cacharros despiezados en los que el brillo de parte de la carrocería intacta son como una paradoja del destino.
Un examen más minucioso, que obliga a perderse durante unos minutos por carreteras secundarias hasta aparcar el coche en algún campo cercano, detalla que esa chatarra es, en su mayoría, de los vehículos nuevos que estaban en las instalaciones de Stock Circuit, una empresa que se dedica a almacenar los vehículos de distintas marcas para ser distribuidos entre los concesionarios además de contar también con unidades del RAC.
Estas instalaciones están junto al circuito de velocidad Ricardo Tormo de Cheste, que también fue muy dañado por la fuerza del agua el 29 de octubre y que ha necesitado una inversión de varios millones de euros.