«La buena literatura sigue siendo revolucionaria»
La revolución se lo dio y se lo quitó todo. El mismo Daniel Ortega con quien batalló contra Somoza por la libertad de Nicaragua, hoy un tirano de libro, privó a Gioconda Belli (Managua, 1948) de sus bienes, su nacionalidad y sus raíces. Pero no pudo minar el optimismo cósmico de esta poeta, narradora y exguerrillera sandinista, hoy con pasaporte y residencia españoles, segura de que en Nicaragua «cambiarán las cosas» y para quien «nada ha sido en vano».
Regresa a la novela con 'Un silencio lleno de murmullos' (Seix Barral), crónica intima en la que una madre cuenta a su hija su pasado guerrillero. «Habla de los conflictos entre el sueño y la realidad, la pasión y la responsabilidad, entre el pasado maternal y el desconcierto de las hijas que tienen muy difícil conocer a sus madres», señala Belli.
Gira en tono a Valeria, una mujer que sacrificó su vida familiar por la política. Al morir en Madrid, su hija debe ocuparse de su legado en pleno confinamiento por el covid. Sola y rodeadas de sus pertenencias, descubre un diario y el secreto que le hará entender los conflictos de su madre. Explora también el deseo, algo habitual en su literatura. «Muy a menudo se deja de lado el sexo, tan relevante en nuestras vidas, y me pregunto cómo se resolvió en la soledad del confinamiento», explica