
Fabio Quartararo, uno de los nuestros
Es de los nuestros, por qué molestarse. Y será uno de los nuestros hasta nueva orden. Así funciona el chiringuito de la mafia soez y la rosa mecánica. Los nuestros son buenos tíos, tíos enrollados, tíos listos, dispuestos a todo en nombre de las siglas, amigos de sus amigos y más, mucho más, de sus amigas. Nuestros y nuestras. Todos a una, todas a uno.
Son nuestros sin excepción y, por tanto, inocentes de toda acusación. No podía ser de otro modo. Y crecen los casos de corrupción y las excusas falaces. Y todo apunta a la misma sospecha, financiación ilegal del partido mediando enriquecimiento de sus actores principales.
Los crímenes los cometen siempre los otros, viene pasando desde la Guerra Civil, como Orwell denunció. Los otros, nunca nosotros. Faltaría más. Y los otros, pregunta clave, ¿quiénes son los otros? He ahí el dilema. ¿La derecha? Me río. ¿La ultraderecha? A carcajadas, además. Con la sociología no se juega. No salen los números, por más que tergiversen las encuestas.