
El partido de Teresa Rodríguez tiene claro que apoyaría a María Jesús Montero en Andalucía para echar a Moreno
No hay que perder la objetividad. María Jesús Montero suele hablar como una chica de preuniversitario, con la misma vehemencia e idéntica gesticulación. Pero lo que expresa habitualmente resulta razonable desde su punto de vista. Ella es una sanchista sin fisuras. Suele argumentar, con notable eficacia dialéctica, sobre lo que beneficia a Pedro Sánchez. Y es necesario respetar el derecho que tiene cada persona a pensar como le plazca.
María Jesús Montero acierta casi siempre desde su posición ideológica. A veces se equivoca como nos equivocamos todos. El problema no es que discrepe de un juez en un asunto especialmente vidrioso y complejo. Personalmente tiene todo el derecho a hacerlo.
El problema es que ocupa la vicepresidencia del Gobierno y seguramente la posición razonable que debió adoptar en el asunto que la zarandea es el silencio. Está claro que, desde el punto de vista feminista, María Jesús Montero habrá encontrado muchos apoyos a su posición, pero políticamente no parece razonable confrontar al poder ejecutivo con el legislativo.