
El experimento arancelario: renunciar a todo lo aprendido
En los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado la gran novela negra norteamericana se dedicó a inventariar las fracturas que por aquel entonces ya presentaba el edificio. Todo sucede en un país próspero, victorioso, arrollador; pero, como le espeta a Philip Marlowe uno de los personajes de 'El largo adiós', en los estupendos envoltorios que fabrica se acumula la basura.
En esa estela se sitúa la obra de Jordan Harper, novelista que tras haber sido guionista de éxitos televisivos como 'El mentalista' y 'The Shield', publica entre nosotros 'Silencios que matan', una negrísima historia sobre los sórdidos secretos que oculta bajo su superficie siempre rutilante la industria del espectáculo.
Mae, una «solucionadora de problemas» para los famosos que no saben controlarse, al estilo del 'Señor Lobo' de Tarantino, se ve inmersa en una tenebrosa pesquisa cuando a su jefe, Dan Hennigan, lo matan a balazos en Sunset Boulevard. Con la sola ayuda de Chris, un expolicía, se adentra en una densa trama de extorsión, tráfico de drogas, abusos a menores y otras vilezas, con la que da al lector una idea de cómo puede Hollywood llegar a triturar los muchos a los que les deniega el triunfo y también a los pocos que se hacen un lugar en su fábrica de sueños.