El Girona, entre la ilusión por estrenar su casillero en Champions y las ausencias

Llega la hora de la verdad para el Girona en la Champions. El conjunto catalán, que con un calendario temible solo se fija como objetivo disfrutar de su estreno en la máxima competición de clubes del Viejo Continente, encara uno de los pocos duelos asequibles que le deparará la fase de grupo de la competición.

Tras las derrotas ante el PSG en el Parque de los Príncipes y frente al Feyenoord en Montilivi, demasiado castigo para lo que mostró sobre el terreno de juego en ambos partidos, el Girona recibe en su feudo al Slovan de Bratislava, a priori un rival de menor entidad pero que ha conseguido plantarse entre los mejores de Europa desde su madrugadora entrada en el torneo en la segunda ronda previa.

La ilusión del Girona por estrenar su casillero en Champions contrasta con su complicada realidad actual. El conjunto de Míchel está pagando la exigencia de la Champions con una plaga de lesiones y un sensible bajón de resultados en Liga, donde transita por la zona templada con doce puntos, lejos de los guarismos de ensueño del curso pasado, cuando a estas alturas sumaba 25 de los 30 puntos posibles y era colíder.